Poner en valor el trabajo artesanal, handmade, está siendo posible en los últimos años gracias al mundo digital. ¡Es la gran paradoja! La digitalización de nuestras vidas nos ha devuelto la posibilidad de recuperar otra forma de hacer y de vivir.

Con consumidores como tú, que buscan lo hecho sin prisas, que se toman su tiempo para decidir qué comprar y que quieren un producto no masificado.

Porque has decidido vivir de una forma más auténtica, siguiendo tus valores para llevar un estilo de vida más sostenible y acorde con tu sentir.

Que buscas conocer el cómo, el quién y el porqué que hay detrás de una marca, valorando el tiempo, el trabajo y el cariño que hay detrás de cada producto. 

Cuando comenzamos a poner los cimientos de Misia hace ya unos años, queríamos que fuese un reflejo de cómo entendemos que debía ser un proyecto con valores. Queríamos esos valores inundando todo el proyecto, incluida la elaboración de todo lo que queríamos ofrecerte en nuestra tienda.

Fue un proceso lento, lleno de retos y estamos orgullosos de poder decirte que lo hemos conseguido. Tal y como lo imaginamos, un proyecto sostenible donde lo ético, ecológico, social y justo, además de lo artesanal, tiene cabida. 

Destinado a un consumidor consciente que busca en lo que compra otra manera de hacer, que esté en consonancia con sus valores.  

En Misia, desde que bocetamos nuestros primeros peluches, queríamos poner en valor otra manera de hacer, con una producción sostenible y a demanda.

Con un diseño propio, como el de nuestras camisetas. Y un proceso de serigrafiado manual en nuestro taller.

Eligiendo materiales hechos por y para los más pequeños, con tejidos orgánicos de certificación GOTS tanto en los peluches como en las camisetas. Y tintas de bases al agua que no dañan el medioambiente. Consiguiendo reducir de manera considerable el impacto ambiental frente a la producción masiva.

Los muñecos de la familia Misia están hechos a mano uno a uno, mimando cada detalle, desde que cortamos los patrones hasta que bordamos el último detalle de su cara, perfectamente imperfectos y únicos. 

Con tejidos orgánicos lo más agradables al tacto posibles, sin elementos que puedan resultar peligrosos, para que cada vez que los achuchen lo sientan como una caricia y tú tengas la mayor de las tranquilidades.

 En definitiva, todo hecho para durar, para cuidar y para querer. 

Toda una declaración de intenciones, porque sabemos que otra forma de hacer es posible, y estamos felices de poder ofrecértelo.

Un abrazo enorme.

Cris, de Misia.